El arlequín que robó un bebé.
Sentado en una silla había un arlequín A punto de cenar manjares de festín Más tenía el corazón solo y apenado Pues a nadie tenía a su lado.
Ojala tuviera una compañera Pensaba para sí nuestro arlequín ¿Alguién podría quererme de esta manera? Estaré solo hasta mi fin.
Por sus ojos recién pintados Caía una lágrima de negro lacado Mientras por una ventana alejada Podía contemplar la tierra quemada.
Cuanta tristeza el tenía Sin nadie a quien querer Que ya ni comer podía Ni pensaba ya en beber.
De pronto a través de la ventana Contempló una llantina altana ¿Qué es ese ruido que escucho? Quizá sea un aguilucho.
El llanto de un niño que triste estaba Pues solo en su casa vivía El arlequín pensado se encontraba ¿a un niño raptaría?
Esa noche por el pueblo se adentró Y con cuidado por las sombras caminó Esquivando a los vigilantes Que guardaban sus estandartes.
Llegó a la casa citada Y durmiendo en su cuna agitada La niña se encontraba Por alguna pesadilla soñada.
El arlequín alargó su mano Y cogió al bebe con sumo cuidado Volvió a las sombras oscuras Y a su casa marchó con premura.
Una camita había preparado Para el bebé robado Más la niña no dormía Pues miedo tenía.
Cantó y bailó para hacerla reír Sin lograr éxito todavía ¿Cómo podré hacerte sonreír? Más la forma encontraría.
Más tarde esa noche de nuevo solo se sintió Al lado de la niña robada acudió Que de cansancio por fin se durmió Y el arlequín por sus sueños se coló.
Veía a una madre triste Y a un padre que lloraba Como un pájaro sin alpiste Pues su niña ya no estaba.
¿Acaso he causado este dolor? Pensó con un tono aterrador No quiero la soledad Pero no he de causar maldad.
Así pues a la noche siguiente En el pueblo de nuevo se adentró Llegó a la casa doliente Y a la niña devolvió.
Más antes de irse una mirada quiso dar Antes de atrás a la niña dejar Que lo miraba sin parar Y tenía una sonrisa sin par.
El arlequín sentía calor en su corazón Se acercó a besar su frente Tomó de su cabello un mechón Y se marchó lentamente.
Su casa ahora está vacía pues ya no habita en ella Nadie sabe donde marchó ni cuando Algunos dicen que se fue volando Otros que se enamoró de una dama bella.
Lo puedo imaginar riendo De pueblo en pueblo yendo Con un mechón de un cordón colgando Mientras sus aventuras está contando.
Nunca jamás volvió a sentirse desdichado Pues aunque a la niña devolvió Esa última sonrisa que le hubo dado Por siempre su corazón alegró.
Y así termina la historia que contamos Yo la he narrado tal como la escuché La ultima vez que nos encontramos Con el arlequín que robó un bebé.
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Pastor, 26 de Abril de 2007
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